La traducción de Beowulf de J.R.R. Tolkien, acabada en 1926, fue un trabajo temprano de carácter muy peculiar. Sin embargo, contiene elementos que después Tolkien usaría en sus obras de la Tierra Media, como el dragón, que presagia al Smaug de El Hobbit.
A partir de la atención que Tolkien presta al detalle se hace patente el sentido de la inmediatez y claridad de su visión. Es como si entrara en el pasado imaginado, y se irguiera junto a Beowulf y sus hombres cuando sacuden sus cotas de malla al asegurar su nave en la playa de la costa de Dinamarca, escuchara la creciente cólera de Beowulf por las provocaciones de Unferth, o mirara con asombro la terrible mano de Grendel colgada del techo de Heorot.
Esta edición también incluye un extenso comentario de Christopher Tolkien sobre las notas de las conferencias que dio su padre sobre el poema y Sellic Spell, un «cuento maravilloso» escrito por Tolkien en el que se sugiere cómo podría haber sido un cuento popular sobre Beowulf sin conexión con las «leyendas históricas» de los reinos del Norte.
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